domingo, 19 de febrero de 2012

Con tu llegada

Estoy en un banco del parque, disfrutando del sol de la mañana con Emma en mis brazos profundamente dormida, relajada, con esa medio sonrisa que pone a veces cuando duerme. Acabo de leer una entrada del blog "Nace una mamá" en el que habla de cómo ha cambiado su vida con la llegada de su hijo. Me ha hecho parar y recordar.
Mis mañanas ahora son de tres. Entre diario marcadas por la ternura que me da cuando veo a su padre y a ella dormidos, sabiendo que cuando se  despierte me echarán de menos como lo empiezo a hacer yo según salgo por la puerta. Y los fines de semana Emma decide cuándo empiezan con sus parloteos y sus sonrisas. He aprendido a comer con una mano mientras que ella mama. A que si estoy a su lado ella no teme nada, y que sobre esa base será una adulta segura de si misma.
Han entrado en casa mil libros sobre como ser mejores padres, y estoy convencida de que nos están ayudando a serlo, lo veo en su risa contagiosa, en esa cara de concentración que pone cuando hay algo nuevo, en sus brazos que se alzan cuando quiere estar conmigo.
He aprendido que aunque no duerma entera ninguna noche, descanso mejor sabiendo que está a mi lado. Que puedo hacer cosas por casa siempre que ella desde mi espalda pueda observar lo que hago. Y que los paseos con Emma en su bandolera tienen otro color.
La casa se ha llenado de trastos, de los cuales no utilizo ni la mitad, y a ella le dan lo mismo, porque todavía una mano de papá puede ser más entretenida que el juguete más nuevo.
También me he dado cuenta de que tener un hijo te cambia por completo la vida, pero que sigo siendo yo aunque en una versión 2.0 que evoluciona día a día.

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