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jueves, 7 de agosto de 2014

Mi primera visita al hospital de Torrejón de Ardoz




Para este embarazo y parto hemos decidido ir al Hospital de Torrejón de Ardoz porque tienen protocolos respetuosos con el parto y el recién nacido, y por la experiencia de varias mamás de mi entorno al menos esos protocolos se aplican de forma efectiva no únicamente aparecen el su web...

Barajamos también la opción del Hospital Rey Juan Carlos, que como podéis ver en la experiencia que cuenta en el blog de Creciendo con Piojito también tiene muy buena pinta. Pero al final nos decantamos por Torrejón por la tranquilidad que te da que personas cercanas hayan tenido buenas experiencias allí.

Que sepa, un aspecto negativo de Torrejón, que hay que tener en cuenta es su problema de escasez de matronas, es complicado atender adecuadamente un parto cuando no das abasto... Y he oído también experiencias negativas de gente que fue atendida en el periodo de vacaciones de hace un año, pero tengo entendido que después de las quejas presentadas ya no ha habido más problemas de este tipo.

La semana pasada tuvimos nuestra primera visita con ellos, estoy en la semana 18 del embarazo. Cuando solicitas cambio a este hospital lo primero que hacen es darte una cita para abrirte allí la historia, y organizar las siguientes citas con ellos. Me atendió una ginecóloga y una enfermera, muy agradables las dos, solventaron las dudas que teníamos tomándose su tiempo, no pusieron ningún problema en que Emma estuviera con nosotros en la consulta. Me hicieron una ecografía para ver cómo iba todo (si quisieras negarte y esperar a la de las 20 semanas que es la pautada para un embarazo normal no habría ningún problema). Durante la ecografía nos fueron expliando claramente cómo estaba la niña, y enseñaron a Emma las distintas partes del cuerpo de su hermana, algo que a ella le encantó. Me gustó mucho la experiencia porque hizo que Emma formara parte del proceso, y creo que esto es fundamental para que entienda lo que está ocurriendo, aunque evidentemente para una niña de tres años es muy difícil entender cual es el papel que va a jugar su hermana en su vida en unos meses, de hecho ayer me preguntó si cuando naciera Vega iba a saber saltar...

Ya os iré contando qué tal va el seguimiento, las clases de preparación al parto y las visitas a paritorios, pero de momento tiene muuuy buena pinta. Os dejo el enlace a su programa de parto respetado por si queréis echarle un vistazo.

¿Alguna de vosotras ha parido allí? ¿Qué tal os fue?



lunes, 4 de febrero de 2013

Por una cesárea respetada

Esta imagen ha dado la vuelta al mundo, una bebé da la mano al médico que está realizando la cesárea. Es la que me ha inspiró el tema de este post, una cesárea también debe ser respetada.



Recuerdo perfectamente aquella ecografía sobre la semana 30 en la que nos dijeron que Emma venía en transversal, así que o cambiaba de postura o sería cesárea. Ella siguió hablando, pero yo ya sólo pensaba en el parto.  Habíamos preparado cada detalle, pero ahora nos encontrábamos con que todo podía dar un giro enorme, para el que no estaba preparada. Además, mucha gente no me comprendía, para ellos una cesárea no era para tanto, si ya con las suturas que hacen ni se nota, así te ahorras los dolores del parto, es mucho más cómodo... No entendían que no quería estar dolorida los primeros días de vida de mi hija, que no quería que la llegada al mundo de mi hija se pareciera más a una apendicitis que a un parto, y sentía que no iba a poder vivir la experiencia de parir. Suerte que tenía a mi lado a mi pareja que como estaba construyendo conmigo el nacimiento de nuestra hija me entendía y simplemente me apoyaba.

Con los días fui tomando perspectiva y busqué alternativas, posibilidades para que la niña cambiara de postura. Consulté en la lista de correo del El Parto es Nuestro sobre la versión cefálica externa (VCE), una maniobra por la cual desde fuera se gira al niño para colocarle, y allí entontré apoyo, información y algunos consejos más como la moxibustión, acupuntura, posturas que podía hacer para ayudar a la niña a moverse... Mi ginecóloga no estaba muy a favor de realizar la VCE por considerarlo agresivo y no asegurarnos totalmente que la niña iba a volver a cambiar de postura, pero me tranquilizó mucho diciéndonos que había tiempo suficiente, y efectivamente, un día note un movimiento extraño en la tripa, intenso, y supe que o se había sentado o por fin estaba en posición cefálica. En la siguiente ecografía me confirmaron que ya estaba bien colocada y encajada. Respiré.
Sin embargo muchas mujeres no tienen esa suerte y a pesar de todo tienen que someterse a una cesárea. En muchos casos a los sentimientos negativos que yo experimenté cuando vi que no iba a poder vivir mi parto,  se suma un protocolo que no respeta ni a los padres ni al niño, que dificulta la lactancia y la recuperación durante el puerperio, y que, en muchos casos, daña emocionalmente.
Pero ¿hay alternativa?, ¿Se pueden hacer las cosas de otro modo? ¿Se puede vivir una cesárea como una experiencia positiva? Yo creo firmemente que sí, pero para ello deben de tenerse en cuenta algunas cosas.

* Para empezar, que de verdad sea necesaria, no por prisas, porque tu anterior hijo ha nacido por cesárea, por mala praxis hospitalaria, por exceso de intrevencionismo, planificación de vacaciones del personal, cambios de turno, protocolos obsoletos etc. Las cesáreas salvan vidas, eso es innegable, la asociación El Parto es Nuestro (EPEN) ha elaborado un listado de las situaciones en las que está indicada esta intervención. Hoy en día aún se practican demasiadas innecesáreas.

En los casos en los que la cesárea es la única opción, el personal e incluso los padres deben de tener en cuenta que, además de una operación es la llegada al mundo de una persona, así que el trato no puede ser el mismo que cuándo operan de un riñón, no es comparable. Por ejemplo:

* No programar la cesárea. Sólo cabría programar la cesárea en caso de que haya un motivo médicoque lo justifique. (No conozco exactamente cuáles serían estos motivos, si alguien los sabe me vendría estupenda esa información). Programar una cesárea tiene consecuencias negativas para el bebé y para la madre, el trabajo de parto se desencadenará cuándo el bebé este listo para nacer, y ésto inundará tanto a la madre, como al bebé de un torrente hormonal que es fundamental. Aquí tenéis un fragmento del libro editado por el Ministerio de Sanidad: Maternidad y Salud. Ciencia, Conciencia y Experiencia.
 "En una cesárea programada la transición neurohormonal es absolutamente brusca, de forma muy diferente a como sucede en un parto fisiológico o vaginal. Así en el recién nacido los noveles de catecolaminas y cortisol son relativamente bajos tras una cesárea programada. Se ha comprobado como esta ausencia de catecolaminas se relaciona con una complicación relativamente frecuente y conocida en las cesáreas programadas: el ditrés respiratorio. Además estos bebés de cesárea programada que no han tenido esta descarga de adrenalina a menudo tienen hipoglucemia e hipotermia. (...)
Algunos autores han visto cómo la cesárea programada altera la respuesta maternal. En estudios de neuroimagen funcional se ha comprobado como las madres que dan a luz por cesárea programada tienen una respuesta significativamente menor en el cerebro al llanto del bebé."

* La mujer puede estar acompañada por la persona que ella elija, es importante sentirte bien, protegida, tener a alguien conocido al que hablar, al que apretar la mano si lo necesitas, y que esa persona pueda también vivir el nacimiento de ese bebé y ayudar a la madre a lograr cómodamente estar piel con piel con su hijo.

* Las vías y demás instrumental médico que tenga que tener la madre puesto, si es posible, que los dejen todos en uno de los brazos, de forma que cuando el niño haya nacido la madre pueda sostenerlo de forma cómoda con el brazo que queda "libre", es importante, además de para poder abrazarlo, olerlo, sentirlo, acariciarlo, conocerlo al fin y al cabo...  Para que pueda colocarse a su hijo en el pecho, y empezar  a lactar cuánto antes.

* Que no os separen, el niño puede perfectamente estar con su madre, a pesar de estar siendo intervenida, ni los brazos ni los pechos está comprometidos si la anestesia es epidural, así que no puedo entender qué motiva a separar al bebé de su madre. Ésto ocurre además no sólo durante la intervención, sino que en ocasiones la madre pasa a recuperación donde está horas sin poder ver a su hijo. Si a ésto le sumamos que puedan dar al recién nacido algún biberón pues ya imaginaréis que la instauración de la lactancia se complica sobremanera. 

Recuerdo con mucha intensidad el momento en el que Emma, a los pocos instantes de nacer, fue poco a poco arrastrándose por mi pecho hasta agarrar el pezón y empezar a mamar con una fuerza que parece que un ser tan pequeño no podría tener. ¿Por qué impedir esta vivencia? Y si se diera el caso de que haya algún problema durante la intervención que impida a la madre estar con su hijo, el padre o la persona que la madre elija, debería poder estar con él, haciendo este piel con piel, y no en un nido.  Aquí tenéis más información sobre este tema.


* Si la mujer lo desea, que le permitan ver cómo nace su hijo, incluso en algunos casos es la propia madre la que termina de sacarlo.

Y ésto no es una utopía, en algunos hospitales como el 12 de Octubre, se van acercando a esta forma de actuación ante las cesáreas, queda trabajo por hacer bajo mi punto de vista pero van avanzando. Aquí tenéis su documento informativo sobre la "Cesárea con acompañante".

Aún así se podría dar un paso más, el Doctor Fisk realiza lo que él llama cesáreas naturales, pero eso ya lo dejo para otro post de momento, os adelanto esta imagen que habla por sí sola y el enlace a la entrada del blog de El parto es Nuestro: Cesárea con tacto, donde tratan sobre de este procedimiento.



viernes, 9 de marzo de 2012

Mi parto

Desde antes de quedarme embarazada sabíamos que queríamos un parto respetado, así que nos pusimos a buscar qué posibilidades teníamos en Madrid, al final nos quedamos con Gaia, que atiende los partos en la Milagrosa. Fui a una revisión para conocerla y salimos convencidos de que habíamos tomado la decisión acertada. Unos meses después dejé la píldora y a los cuatro meses salieron las 2 rayas rojas en el test, ¡no nos lo creíamos! Pasaron los meses y llegamos al final de un embarazo muy bueno, las molestias que tuve fueron las naúseas durante todo el embarazo, me hice amiga íntima del cariban... y cólicos biliares. Todo indicaba que a pesar de ser primeriza el parto se iba a adelantar, me tiré el último mes entero con contracciones, molestas, pero que no llegaban a ser regulares. Iba a monitores y me decía la matrona que  esa noche seguro que me veía, que con esas contracciones estaba ya en trabajo preparto. Pero no fue así, eran los famosos pródromos. Emma nació dos días después de mi FPP (fecha prevista de parto).

Nos levantamos por la mañana y tenía unas ganas enormes de churros con chocolate mmmm nos fuimos a desayunar, luego mi pareja se fue a trabajar y yo me quedé dando un paseo por el parque. Empezaron las contracciones, no eran distintas de las que ya había estado sintiendo el resto del mes, así que no me preocupé. Las calculaba con una aplicación estupenda del HTC (contracción calculadora) que nos vino muy bien para no estar tan pendientes de calcular los tiempos.

Como no paraban, pero no eran regulares me fui para casa a tumbarme sobre el lado izquierdo a ver si cesaban, como había ocurrido otras veces, pero que va, cada vez eran más intensas. Llamé a mi chico y cuándo llegó a casa sobre las 14:00 estaba en la pelota de pilates tratando de controlar el dolor de unas contracciones que en poco rato se habían hecho regulares y bastante fuertes. Mi idea era aguantar en casa el máximo posible, pero el cuerpo me decía que teníamos que ir para el hospital, aquello se estaba acelerando. Tenía la certeza de que aunque llegara demasiado pronto me iban a atender bien y ésto no tendría consecuenticas negativas para mi parto (no me iban a acelerar, ni a inducir ni nada) así que cogimos las bolsas y nos fuimos tranquilos.

Llegamos al hospital y nos atendió nuestro matrón, Miguel, me monitorizaron y aunque a mi me molestaban mucho las contracciones eso no se reflejaba en el registro, la gráfica parecía una broma. En todas las monitorizaciones que había tenido hasta entonces siempre habían sido mucho más fuertes. Me hizo tacto y sólo estaba de 2 cm de dilatación. Él me dijo que no estaba de parto, que nos fueramos tranquilamente a comer y que caminaramos un poco a ver cómo evolucionaba. No me lo podía creer, me dolían las contracciones, me sentía de parto. Bajamos a la cafetería y aguantamos media hora, si eso no eran contracciones de parto quería que me dieran algún calmante, no iba a pasarlo mal para nada. Subimos de nuevo y Miguel me propuso meterme en la bañera a ver si el agua caliente me aliviaba y pasaban las contracciones. Me metí y me relajé, pusieron velas en el baño y música tranquila. Las contracciones no pararon, pero entre el agua y que yo ya me sentía ubicada eran mucho más llevaderas. Al cabo del rato, Miguel me preguntó si quería que me hiciera otro tacto para ver cómo iba la dilatación, le dije que sí y había dilatado ya  cuatro centímetros. Mi cuerpo me estaba dando las señales correctas, en poco tiempo nacería Emma.

Había aprendido a respirar en las clases de preparación al parto, pero me encontré con una dificultad que me lo hizo pasar bastante mal durante la dilatación. Tenía una necesidad enorme de empujar, sabía cómo tenía que respirar para controlar esa sensación de pujo, pero era incapaz de evitarlo. En cada contracción empujaba, y sabía que sin estar dilatada del todo podía tener consecuencias, podía hacerme daño en el cuello del útero, no debía empujar aún. Pero me constaba horrores. Me puse nerviosa y pedí a mi pareja que avisara a Miguel, necesitaba que me ayudara a contener el pujo.

Vino y me dijo que probaríamos otra cosa, sacó la pelota de pilates y probé a hacer rotaciones en ella. Durante las contracciones me di cuenta de que si soltaba aire despacio, soltando también voz podía controlar mejor el pujo. Era un sonido grutural que aún no se por qué me ayudaba, era como un mantra. Retomé el control de la situación. Al rato noté como si un globo de rompiera dentro de mi, y empezó a caer un montón de líquido, había roto aguas, y cuándo vi que estaban teñidas volvieron los nervios. Volví a perder el control de mi cuerpo y a empujar. Miguel trataba de tranquilizarme, había meconio en el líquido pero aún así era transparente, no pasaba nada, Emma estaba bien. Me hizo escuchar su corazón para que pudiera relajarme. Ya quedaba poco tiempo, en media hora como mucho me dijo que habría terminado de dilatar. Estaba en ese momento de 6 centímetros y medio. Mi único pensamiento era que la niña estuviera bien, pensaba que le estaba dañando con los pujos y me planteé incluso la epidural, no por el dolor que lo soporté muy bien, sino para anestesiar ese cuerpo que no era capaz de controlar. Fue un momento de mucha tensión para nosotros.

En ese momento llegó Gaia, me hizo un tacto y me dijo que podíamos intentar una retirada de cuello de útero para ver si terminaba de dilatar, me dijo que podría funcionar o no. Lo hizo, sin hacerme ningún daño y noté como Emma bajaba. Me dijo que había funcionado, y que me levantara del water (llevaba ahí sentada un rato) si no quería que Emma naciera allí! Y pronunció las palabras que me aliviaron más durante el parto: Silvia, ya puedes empujar cuando te de la gana. Me preguntó dónde quería colocarme, y aunque me había planteado parir en el agua, en ese momento no me apetecía nada meterme en la bañera, me coloqué en la cama a cuatro patas. En ese momento llegó mi chico, que casi se pierde el momento fundamental del parto por bajar a que nos dieran habitación, y es que todo se había acelerdo de repente.

Ahí empecé a disfrutar plenamente del parto, ya no sentía nada de dolor, mi cuerpo parecía que se había desconectado de mi cabeza, y una yo totalmente hormonada empezó a empujar. Me sentía muy fuerte, hice varios pujos (gracias Laura por enseñarme los pujos naturales, fui capaz de hacerlos) y noté un escozor, el famoso aro de fuego, ahí Gaia me hizo parar de empujar, protegiendo mi periné todo el rato descansé un momento, bebí y cuándo Gaia me avisó hice los últimos pujos. Emma salió y pude ver cómo Gaia la masajeaba suavemente para que empezara a respirar, hizo algunos ruiditos y me la pasaron. Arrodillada con mi bebé en brazos que me miraba con unos ojazos abiertos como platos fue como si se parara en tiempo. Lo habíamos hecho muy bien, ya estábamos los tres juntos. Imaginad cómo estaba mi cabeza en ese momento, que se la intenté pasar mi chico, sin haber cortado aún el cordón! Es muy intenso. Esperamos un poco a que dejara de latir y él cortó el cordón. En una cuna térmica a mi lado la vio el pediatra, había restos del mecinio en las vías respiratorias que le impedian respirar bien, así que hubo que aspirarlas, me pidieron consentimiento antes de hacerlo.  Y en escasos minutos la tenía sobre mi pecho, ella estaba muy tranquila, mirandome con esos ojos, que me parecieron negros, pero que resultaron ser azules.

No puedo olvidar esa expresión de tranquilidad en su cara. La dejé entre mis pechos y comenzó a arrastrarse despacio hacia el pezón, lo había visto en vídeos, pero ver como el instinto era tan fuerte que hacía que una niña que llevaba minutos fuera de mi reptara hacia el pezón, sabiendo perfectamente lo que tenía que hacer, si le daban la oportunidad claro, era alucinante. Al cabo de un tiempo que no sabría calcular estaba mamando, con una fuerza que no esperaba de un bebé tan pequeño. En ese lapso de tiempo, sentí de nuevo ganas de pujar, le pregunté a Gaia si podía y me dijo que sin problemas, y con muy poco esfuerzo salió la placenta. Después, como había tenido un pequeño desgarro, me pusieron un punto y nos dejaron a los tres solos en la habitación. Creo que estuvimos algo más de una hora recuperándonos, escuchando la música que poníamos a Emma durante el embarazo, conociendo a esa pequeñita que ahora nos acompaña, digiriendo esa experiencia tan fuerte que habíamos pasado los tres. Después de que su padre la vistiera por primera vez, nos fuimos a la habitación donde nos esperaba toda la familia. El parto había comenzado a las 13:30 y a las 19:50 teníamos a nuestra niña en brazos.

En la habitación, Emma seguía enganchada a su teta, no lloró en toda la noche, estaba acurrucada contra mi y así durmió su primer día de vida, pegada a su madre, tranquila. A las dos horas más o menos desde que llegamos a la habitación pude levantarme, ducharme y me sentía muy bien. Tardé en dormir, aún estaba muy alerta por la experiencia vivida, estaba despierta mirando a esa niña que hacía tan pocas horas podía notar dentro de mi, que se quedaba totalmente quieta cuando ponía música o se acercaba hacia la zona de mi tripa donde su padre colocaba la mano. Ya estaba con nosotros, y había salido estupendamente.


jueves, 23 de febrero de 2012

Otra forma de parir

Hasta un año más o menos antes de quedarme embarazada, tenía una idea sobre el parto que por lo que veo está muy generalizada. El proceso es el siguiente: llegas al hospital cuando te dan contracciones cada 5 minutos durante media hora (éste es el mantra de las clases de preparación al parto), te revisan, tacto para ver cuánto has dilatado y monitorización. Luego viene la vía y la oxitocina, te quedas esperando tumbadita en tu habitación. A veces hace falta romper la bolsa para que el parto avance. Cuándo llega un momento de la dilatación, toca la epidural, de ahí al paritorio. Allí te dirán cuándo empujar "Empuja empuja! Como si hicieras caca!! Venga venga venga!!". Después de pasar por la episiotomía de rigor, por el bien de nuestro bebé (otra joyita del maravilloso curso de preparación al parto)... nace tu niño. Lo examinan, lo lavan le ponen un gorrito y mientras a ti te cosen el estropicio. Y ésto sería un buen parto, un gran parto para muchas mujeres, no ha habido forceps, ni ventosas, ni contratiempos, no ha hecho falta hacer cesárea, ni ha habido demasiado dolor gracias a la bendita epidural, el bebé está bien, y tú cansada y dolorida por los puntos, pero es lo normal. Estupendo, a celebrarlo con la familia.

Estaba convencidísima de que así es un parto normal. Y recuerdo que siempre he dicho: "lo que más me asusta de dar a luz no es en sí el parto, sino la episiotomía" siempre me ha dado mucha grima pensar en el dichoso corte.

Fue después de que mi pareja y yo viéramos el  documental "De parto" de Documentos TV en la web de la asociación El parto es nuestro cuando nos dimos cuenta de que ni esa es la mejor forma de dar a luz, ni era la que queríamos para nosotros y nuestro futuro hijo.

Resulta que, para variar, en un parto normal, las cosas deberían de ser mucho más sencillas. Y no es que se lo estén inventando cuatro taradas que hablan por los foros de internet, como piensan algunos... Es que las recomendaciones de la OMS, y no hay que irse tan lejos, las recomendaciones del Ministerio de Sanidad van en un sentido completamente opuesto. Está demostrado que dejar a la mujer dar a luz respetando sus tiempos, y dándole libertad para ir adaptándose a las diferentes fases del parto, moviéndose, comiendo o bebiendo, hace que el parto sea más seguro, con infinitas menos complicaciones y mucho menos doloroso y traumático tanto para la madre como para el bebé. Y como consecuencia lógica, también mejoramos a la vez el inicio a la lactancia. Si todo son ventajas, ¿por qué cuesta tanto tener un parto respetado?

Las recomendaciones, haciendo un corta y pega de las guías de atención al parto normal del Ministerio de Sanidad son:
- Se recomienda que los equipos de atención al parto hospitalario promuevan la atención al parto de bajo riesgo preferiblemente por parte de las matronas, siempre y cuando éste se mantenga dentro de los límites de la normalidad. Vamos lo que viene siendo en la mayor parte de los partos, los ginecólogos sólo deberían intervenir cuándo se les necesita, así evitamos que les de un brote de intervenitis... Porque la evidencia es que: disminuye la utilización de analgesia regional y episiotomía durante el parto, aumenta la tasa de parto vaginal espontáneo, las mujeres tienen una sensación mayor de control y una mayor probabilidad de ser atendida por matronas conocidas, así como una mayor tasa de inicio de la lactancia materna.

- Se recomienda facilitar el acompañamiento de la mujer durante el parto por la persona de su elección. Aquí las explicaciones sobran, si estás acompañada, te sientes más segura, más tranquila, el parto irá mejor. Y qué narices, es una experiencia que yo no hubiera imaginado jamás sin la compañía del padre de Emma de forma continua, no entrando saliendo, aquí sí, ahora te vuelves a marchar que me estorbas...

- Se recomienda permitir la ingesta de líquidos claros durante el parto. Lo de no comer y no beber durante el parto tenía algo de sentido cuando la opción si se complicaba era la anestesia general, pero ahora se utiliza la epidural. El desgaste físico que supone un parto sin poder beber ni comer es una tortura. Es más se ha comprobado que tomar comidas ligeras o bebidas isotónicas previene la cetosis que podría provocar naúseas, vómitos y cefaleas. Mi parto tuvo sabor a Sunny de naranja.

- La decisión de intervenir ante una supuesta prolongación de la primera etapa del parto se debe tomar en función del progreso de la dilatación y otros factores obstétricos y no exclusivamente en base a la duración. Vamos que si la mujer está bien y no hay problemas que justifiquen adecuadamente una intervención, si la fase de duración es larga hay que respetar los tiempos, no entiendo por qué tanta prisa...

- Se recomienda que la admisión se realice cuando se cumplan los siguientes criterios: dinámica uterina regular, borramiento cervical > 50% y una dilatación de 3-4 cm. Se recomienda ofrecer apoyo individualizado a aquellas mujeres, que acudan para ser atendidas por presentar contracciones dolorosas y que no están en fase activa de parto, alentándolas a que retornen a sus domicilios hasta el inicio de la fase activa del parto.

- No se recomienda la amnioscopia en la valoración inicial de la mujer de bajo riesgo en trabajo de parto. No se aconseja el uso de la cardiotocografía (monitores) en admisión en embarazos de bajo riesgo. Las mujeres a las que se les realiza cardiotocografía tienen mayor probabilidad de necesitar analgesia epidural, monitorización interna electrónica fetal y muestras de sangre fetal. Poco sentido tiene entonces estar con las correas de forma contínua. Recuerdo que la media hora o así que estuve motitorizada en la cama (el resto de monitorizaciones fueron con dispositivo inalámbrico y muy cortitas) fue uno de los ratos que peor lo pasé por no poder moverme.

- Se recomienda no utilizar el enema de forma rutinaria durante el partoSu aplicación suele producir pérdidas fecales acuosas que pueden aumentar el riesgo de infección y su uso, en realidad, sólo refleja una preferencia de los profesionales sanitarios.

- No se recomienda el rasurado perineal sistemático en mujeres en trabajo de parto. Es desagradable y causa intenso malestar y prurito durante el período de crecimiento del vello. Ya hay suficientes molestias normales después del parto para añadir una más ¿no?

- Se recomienda que la mujer en trabajo de parto sea atendida individualmente desde su ingreso y de forma continua por una matrona. Una, no cuarenta... La importancia de un apoyo continuo, tanto emocional como informativo, físico y psicológico, proporcionado por las matronas, ha sido enfatizada a la luz de estudios que muestran que puede mejorar el resultado obstétrico y la satisfacción de las mujeres.

- Se debe alentar y ayudar a las mujeres, incluso a las que utilizan analgesia epidural, a adoptar cualquier posición que encuentren cómoda a lo largo del periodo de dilatación y a movilizarse si así lo desean. La libertad de movimiento durante la dilatación para mi fue fundamental para sobrellevar el dolor de las contracciones, me coloqué en varias posturas, pero lo que desde luego no me pedía el cuerpo era tumbarme en la cama. Si hubiera estado obligada a ello lo habría pasado mucho peor. Además, estoy convencida de que tu cuerpo te pide lo que necesita para poder llevar a cabo un buen trabajo de parto, los movimientos no sólo alivian sino que ayudan a que el parto progrese de forma adecuada. El "quédate quietecita en a cama, que no puedeo tener a las parturientas pululando por aquí" cómo le han dicho a algunas madres, debería de desaparecer ya.

- Se recomienda no realizar amniorrexis artificial (rotura de bolsas artificial) ni perfusión de oxitocina de forma rutinaria en partos vaginales que progresan de forma normal, ya que las pruebas muestran que esto no mejora los resultados. Tu cuerpo genera de forma natural la oxitocina que necesita. Inyectar un extra, lo que hace es alterar ese mecanismo natural, y sobre todo provocar unas contracciones demasiado seguidas y demasiado fuertes. No hay descanso. En un parto sin ésta intervención tiene momentos entre contracciones para recuperarte, con oxitocina no. Así no hay nadie que lo aguante.

- Se recomienda que, en condiciones normales, las exploraciones vaginales se realicen cada 4 horas. Las exploraciones vaginales antes de 4 horas se realizarán en las mujeres con un progreso lento del parto, ante la presencia de complicaciones o si la mujer manifiesta sensación de pujos. Antes de practicar un tacto vaginal, se debería:
* Confirmar que es realmente necesario y que la información que proporcione será relevante en la toma de decisiones.
* Ser consciente de que el examen vaginal es una exploración molesta e invasiva, asociada a un incremento del riesgo de infección.
* Garantizar la privacidad, dignidad y comodidad de la mujer.
* Explicar la razón por la que se practica y los hallazgos encontrados, con delicadeza, sobre todo si no son los esperados por la mujer. Los tactos son molestos, aunque te los hagan con cuidado, así que los mínimos y sólo cuándo se justifique por favor...

- Se recomienda que durante el expulsivo las mujeres adopten la posición que les sea más cómoda. Creo que ninguna mujer pediría colocarse en un potro con las piernas para arriba para dar a luz, cómodo cómodo no parece. A mi el cuerpo me pidió ponerme a cuatro patas, aún no se por qué. Ésta fue la parte que más disfruté del parto, muy intenso. Además no sólo es importante la postura por comodidad, es que está demostrado que en litotomía ésta fase del parto es más larga, dolorosa y hay más cantidad de desgarros perineales y episiotomías.

- Se recomienda el pujo espontáneo. En ausencia de sensación de pujo,  se recomienda no dirigirlo hasta que haya concluido la fase pasiva de la segunda etapa del parto En mujeres con anestesia epidural se ha observado que el  parto con pujos no dirigidos incrementan los partos vaginales, reducen los partos instrumentales y el tiempo de pujo. Los pujos espontáneos son mucho más eficaces y dañan mucho menos el suelo pélvico, así que los gritos de empuja empuja deberían de desaparecer.

- Se recomienda no realizar la maniobra de Kristeller. Que consiste en que te presionan en la parte superior de la tripa a la vez que se tiene una contracción supuestamente para facilitar la coronación del bebé (en ocasiones se suben literalmente encima de la madre). La evidencia es que esta maniobra es ineficaz en la reducción de la duración de la segunda etapa del trabajo. Y no sólo eso, además puede producir hemorragias, fractura de la clavícula del feto, rotura uterina (que tendría como consecuencia la extirpación del mismo), desprendimiento de placenta... No se justifica que una maniobra desaconsejada por la OMS por los peligros que conlleva se siga practicando.

No debe practicarse episiotomía de rutina en el parto espontáneo (ni siquiera en mujeres con desgarros de tercer o cuarto grado en partos anteriores. La episiotomía deberá realizarse si hay necesidad clínica, como un parto instrumental o sospecha de compromiso fetal. Lo fundamental es que sólo se haga en los casos en los que sea absolutamente necesario. No puede ser que la pregunta fácil a una recién parida sea ¿Cuántos puntos te han dado? No puede ser que creamos que sufrir o no un corte en la vagina dependa de la suerte que tengas. Aquí un enlace con información para conservar el periné íntegro. Las consecuencias (peor recuperación del parto, dolor crónico, problemas para mantener relaciones sexuales, incontinencia urinaria...).


Por suerte todas estas recomendaciones van calando poco a poco en los hospitales españoles, teniendo una concepción cada vez más respetuosa con el parto, aunque aún hay mucho trabajo que hacer al respecto. Éste es mi granito de arena para perseguir ese objetivo.

Aquí tenéis tres guías de atención al parto del Ministerio de Sanidad: http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/guiaPracParMujer.pdf