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miércoles, 31 de julio de 2013

23 meses de lactancia


Ya estamos pensando en cómo celebrar los múltiples cumpleaños de la peque (una familia, otra familia, niños...) y me parece mentira que dentro de nada vaya a cumplir dos años. Dos años de lactancia.

Mi lactancia empezó en cierto modo unos meses antes de que naciera Emma, empecé a ir al grupo de lactancia de la Liga de la Leche al que actualmente sigo yendo. Allí empecé a ver a otras madres, los problemas que les estaban surgiendo cómo lo solucionaban... Fue el primer sitio donde vi a un niño mamanado, era una niña de unos tres años y me llamó muchísimo la atención. Bueno realment allí fue la primera vez en que me fijé realmente en cómo un niño mamaba, pocas veces lo había visto y cuando lo había hecho no presté demasidada atención a la mecánica del asunto. Cre que esos meses de incursión en el mundo de la lactancia y en el mundo de otras madres fue clave para que mis inicios fueran relajados. Pude aprender en la piel de otras madres que las griestas aparecen por algo y se puede solucionar, que los bebés recién nacidos pueden ser una pegatina de la mamá tooodo el día en la teta, que incluso a algunas no les daba tiempo ni a ducharse. Ese mundo rosa que te pintan en las revistas y la publicidad no era tal. Era mucho más humano.


Nació Emma y al principio todo era aprendizaje, ver si la postura estaba bien, cómo etaba ella más cómoda, cómo conseguir relajar mi espalda para no acabar contracturada perdida, tratar de adivinar si quería o no teta (solución sencilla, ofrecérsela). Eran tomas largas, en las que yo me perdía, la observaba, ella se dormía. Recuerdo esos principios como en medio de una neblina, pero lo que tengo claro es que disfrutaba mucho de mi recién iniciada lactancia, ella estaba bien, y yo me sentía genial alimentándola, teniéndo esos momentos tan nuestros. De hecho a veces con las visitas la teta era una forma genial de recuperar a mi pequeña de los brazos de los demás sin parecer una borde absoluta.

Pasamos el bache del absceso que ya conocéis. Tener claras las cosas, saber que quería superarlo y seguir disfrutando de esta lactancia hizo que pudieramos con ello. Con secuelas eso sí: meses de obstrucciones y perlas de leche en el pecho malo, miedo a que volviera a ocurrir,  ahora un pecho notablemente más pequeño que el otro por la destrucción de tejidos... Pero aquí segimos, estoy satisfecha de haber continuado con mi lactancia y plenamente consciente de que también habría sido lógico abandonarla en un momento como ese. Pero lo importante es que a pesar del dolor, de la desesperación por no encontrar un profesional sanitario que supiera relamente qué ocurría, es que yo tenía buen ánimo, y lo logramos.

A partir de ahí vi como Emma disfrutaba cada vez más de la teta. Santa teta que consigue que se duerma, que calma el dolor, que la alivia cuando está enferma, que ayuda a que se relaje en situaciones sociales nuevas y pueda disfrutar de ellas al ratito, que nos reconecta cuando vuelvo del trabajo. Sigue mamando por el día y por la noche, y no o imagináis la cara de felicidad que pone cuando está tomando teta, esas carreras por la cama en la hora de la siesta para llegar rápido rápidísimo a la teta, me encanta ese momento.

¿Problemas que nos surjen en este momento con la lactancia? Sobre todo esas noches en las que no se despega de la teta, que cuando intento sacársela de la boca se revuelve como si le quitara la respiración, y que por tanto yo descanso mál, muy mal, y me desespero al ver el despertador que va llegando a las 6 y media hora a la que me toca levantarme para ir a trabajar... Intentamos pasarla a su cama a ver si aguantaba allí al menos las primeras horas de la noche, pero fue un fracaso absoluto. Ahora estamos poniendo en práctica el plan padre. En vez de dormir entre nosotros duerme al lado d su padre, y es él el que trat de clamarla cuando se despierta, hay días que ha durado poco pero otros que ya aguanta con su padre hasta las 4 de la mañana, unas horas que a mi me dan la vida. Confío en que seguiremos avanzando y podremos descansar los tres.

Y bueno, un problema que ya me da bastante igual pero que cansa un poco es el de contestar la pregunta de... ¡¿Pero todavía le das teta?! Ver a Emma mamandoa llama la atención, como a mi me la llamó esa niña que vi en mis primeras reuniones, pero la gente no se calla o simplemente se interesa, sino que critican directamente incluso diciéndole cosas a la propia niña.Ya me he acostumbrado y suelo responder con evasivas o un poco más borde si se tercia, incluso a la gente que importa le doy una explicación de por qué hago las cosas. Me cansa, pero lo entiendo, a día de hoy culturalmente es extraño que mame a un niño "tan grande".Supongo que las cosas irán cambiando, o volviendo a su ser mejor dicho.

¿Temores que tengo ahora al respecto? La agitación del amamantamiento, nunca me ha ocurrido pero por testimonios de otras madres creo que debe de ser durísimo pasar por esos sentimientos encontrados... dudas sobre cómo será la lactancia si vuelvo a quedarme embarazada, si haremos tandem, cómo viviremos el destete, sobre todo si no puede ser un destete natural... Son etapas que viviremos o no, pero si llegan estoy convencida de que sabremos gestionarlas de la mejor forma posible. Porque tengo a mis comadres ahí y porque se a quien acudir si tengo cualquier duda, agobio, miedo... Más acertado no puede ser el lema de la Semana Mundial de la Lactancia 2013: Apoyo a las madres que amamantan: Cercano, contunuo y oportuno. Y para mi fundamental para llevar a cabo esta tarea de ser madre.


                                                 semana_lactancia_2013